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Proyecto de iluminación: Marco Miglioli ArchiLight Studio.
Cliente: Fontazione Artistica Museo Poldi Pezzoli. Proyecto del montaje: Luca Rolla e Alberto Bertini.
Curaduría: Annalisa Zanni y Federica Manoli. Asesoría histórica y artística de la obra: Andrea di Lorenzo
Realización de la vitrina: Bagatti Bronzisti. Fotografías: Andrea Ceriani y Marco Miglioli.
MUSEO POLDI PEZZOLI | MILÁN | ITALIA

LIT Lighting Design Awards 2024
Primer Premio

FX International Interior Design Awards 2024
Proyecto Seleccionado
En 2022, la Cruz Procesional con Santos Franciscanos de Rafael Sanzio fue reubicada dentro de una nueva vitrina en las renovadas salas del Museo Poldi Pezzoli de Milán.
La Cruz, una obra a caballo entre pintura y escultura, se ha colocado dentro de una arquitectura que, a través de una sucesión de espacios, genera una sensación de profundidad, evocando las secuencias de las salas de los palacios nobiliarios del Renacimiento. Los cuadros expuestos no solo acentúan esta profundidad, sino que también están realzados por un fondo dorado común.
Dado que con la nueva iluminación la reproducción cromática de la superficie dorada de la cruz difería de la de los marcos de los cuadros expuestos en la sala, se emplearon filtros especiales para modelar el espectro lumínico, armonizando los tonos cálidos de todos los dorados presentes.
Para evitar deslumbramientos, generados por posibles aparatos de iluminación externos a la vitrina, las fuentes de luz se han ocultado dentro de la misma. Este recurso permitió iluminar las superficies de madera de la cruz con una suave luz rasante, revelando detalles, relieves y punzonados que anteriormente eran poco visibles en la antigua instalación
Esta nueva iluminación, más focalizada, ha hecho que la obra sea más brillante y luminosa, como si se tratara de una pieza de alta orfebrería.
La proximidad de las luces a las superficies de la obra, debido a las dimensiones reducidas de la vitrina, podría haber generado un desequilibrio en la distribución de la luz entre el pie y la cuspide de la cruz. Para resolver este problema, se aplicó en la superficie superior de la vitrina una película especial que, manteniendo la transparencia, refleja parte de la luz hacia la Cruz, logrando una iluminación homogénea. Además, dentro de los aparatos de iluminación se incorporaron otras películas que modifican la “forma” de la luz, concentrando casi todo el flujo lumínico a lo largo de los dos brazos.
Dado que la iluminación en un museo requiere una cuidadosa calibración de las intensidades lumínicas en los espacios, la iluminación de la Cruz implicó inevitablemente una reconfiguración y un ajuste de la iluminación preexistente en toda la sala expositiva y en las demás obras de arte.