Las Naturalezas Muertas de Geo Poletti
Una colección milanesa

Proyecto de iluminación Marco Miglioli ArchiLight Studio.

Cliente:  Museo City Milano.     Proyecto de la instalación:  Luca Rolla e Alberto Bertini con Andrea Mologni y Andrea Tregnago.       Curaduría:  Paolo Biscottini y Annalisa Zanni.      Comité científico:  Paolo Biscottini, Alessandro Morandotti, Giovanna Poletti y Annalisa Zanni.      Estructuras:  Paolo Bonfanti     Fotografías:  Andrea Ceriani      Catálogo:  Skira.

PALAZZO REALE | MILÁN | ITALIA

Naturaleza muerta «Still Life»: naturaleza inmóvil, muda pero viva.  

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Una pared expositiva dentro de una sala en el piano noble de Palazzo Reale

La exposición reúne la colección privada de naturalezas muertas del siglo XVII, así como algunos cuadros pintados por el propio Poletti, coleccionista, historiador del arte y pintor.

Casi todos los historiadores del arte sitúan en Lombardía el nacimiento da la naturaleza muerta, ya no entendido como arte decorativo sino como un género autónomo: pensemos en Campi, Arcimboldo, Fede Galizia, Figino y Caravaggio.

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Los pintores de naturalezas muertas no solo retratan al hombre y sus vicisitudes, sino que abordan la realidad autónoma de la naturaleza y los objetos en su individualidad concreta.

Los objetos cobran vida en un espacio definido por lleno y vacío, luz y sombra, y adquieren un significado que va más allá de su función práctica.

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Una pared-mueble expositiva en un rincón de la «sala de los tapices»

La naturaleza muerta del siglo XVII anticipa el interés del impresionismo y de las vanguardias del siglo XX. Pensemos, por ejemplo, en las «zapatos» de Van Gogh, en los que no representan su función de uso, sino que son el emblema de un mundo campesino hecho de trabajo y pobreza; o en las «botellas» de Morandi, que abren el tema de la relación forma / volumen / espacio.

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La bóveda pintada de la «sala de los tapices» ligeramente iluminada

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Una sala del apartamento del Príncipe, cuya bóveda , pintada con motivos inspirados en las grotescas, está delicadamente iluminada

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«Sala 108». Aquí como en otras salas las obras y los paneles están más iluminados que una arquitectura que permanece en penumbra.

La muestra resalta las obras como protagonistas de su mensaje, sin que el espectador se vea distraído por la presencia de muebles y decoraciones.

Por otro lado, se ha querido recordar su ubicación original y «familiar». Se han elegido para su disposición algunas salas desadornadas de Palazzo Reale, en las que la iluminación de los cuadros resalta al máximo las obras, dejando entrever los ambientes, aunque tan bellos, de escorzo.

Para lograr este efecto se han diseñado estructuras lumínicas específicas, incorporadas en los bloques expositivos.

También se ha utilizado una luz difusa para reproducir la atmósfera de un interior doméstico, como si la luz filtrara desde persianas entreabiertas.